Después de una noche de música, me despierta una vocecita pidiendo leche, la preparo, pongo el aire y regresamos a la cama. Unos cuantos besitos, una ratito de "piojito" y ha caído dormido. En el Ipod, "Las Batallas en el Desierto", la lectura es ligera, pero llena de recuerdos, de sensaciones y sentimientos...
Actualizo mi estado... No es que realmente a alguien le importe, ni siquiera que pretenda que alguien lo lea, pero lo guardo para mí. Como el diario electrónico que antes solía llevar..
La lectura me despierta en diferentes y variados sentidos:
Uno... El del Recuerdo. Quien me dió el libro a leer fue mi primer novio, aunque no por ello mi primer amor. Él era un hombre de ideales, de sueños, carismático y muy amiguero. Ya no recuerdo porque me dió ese libro, solo sé que lo leí..
Dos... El primer amor. Me hacía reir tanto... se preocupaba por mi. Exigía de mí lo mejor y me daba todo para ser la mejor, pero... eso fue después. Antes, en el principio... yo no sabía lo que era amor. Lo miraba y me daba una sensación inexplicable, algo entre agonía y temor, si… "ese temor de hallarme descubierta", él siempre tan listo, con las respuestas correctas, con la sonrisa perfecta...
Cuatro... La confesión. La presión en el pecho, la canción, la obsesión, el tratar de contenerlo y al final... la necesidad… la imperiosa necesidad de decir "me gustas", la creencia de que de no decirlo se podría perecer en cualquier momento, soltar esas dos palabras como vómito verbal y seguido de eso el pánico... El miedo a lo desconocido, a la burla, a la risa, a la vergüenza... si... el miedo al rechazo…
Cinco... La huida... la Roma... el amigo, el que te hace reir, el que te ayuda a reencontrar tu camino.. No es el amigo de Carlos, sino el propio, el que pasó tantas mañanas y tardes a mi lado.. el que me ayudo a comprender lo que en su momento era indescifrable para mi. El que se parece tanto taanto al primer amor, pues me ayuda a ser mejor, me exige y da herramientas para reinventarme.
No.. no olvide el tres, lo escribí y decidí eliminarlo. Las razones, simples, él es el protagonista de su propia historia pero ESTA.. ésta es mi historia.
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