Hacía tiempo que no recorría esas calles, pero de pronto me vi caminando por aquella calle que tantos recuerdos me traía.
Si.. definitivamente había pasado mucho tiempo desde que... bueno... demasiado tiempo.
Había salido con unos pants negros a correr, lentes obscuros y una sudadera verde aqua con capucha y forro azul (mi favorita de aquella época), nos saludamos como si nada, como los viejos amigos que siempre fuimos y prometimos seguir siendo. Tú eras igual, pero diferente. Quiero creer que tenías tanto nerviosismo como yo, o tal vez la cruda del día anterior, o la cruda moral que se anticipaba al momento.
Era temprano, no recuerdo la hora, ni el día, puede ser que hubiese sido sábado, pues no había mucha gente en la calle, caminamos un tiempo y me preguntaste si me gustaba el vapor, yo dije que no y continuamos nuestro camino un poco en silencio y otro poco hablando de nada, el clima era frío, así que si.. seguro era una mañana fresca de primavera.
Recuerdo sentirme tan nerviosa, aquello que había pensado por tanto tiempo estaba por volverse realidad, creo que en algún punto esperabas que me hechara para atrás que me retractara de esa locura, que saliera corriendo y me portara como la niña que esperabas que fuera, pero no, el nervio y el miedo no me acobardó.
Al fin llegamos al lugar y me di cuenta que era verdad, iba a pasar, creo que me preguntaste algo (ahora no recuerdo que), y entramos por el estacionamiento, tomaste tu papel de lider y te seguí.
Tenía miedo, o nervio, o ansia, o tal vez era emoción, sí... definitivamente era un todo y un nada, pero era mucho sentir. Comencé a subir las escaleras y esperé donde lo indicaste, pediste una habitación, pagaste y comezamos a subir. Miradas curiosas nos siguieron y tu las reprendiste por hacerlo seguimos subiendo y la historia (nuestra historia) cambió...
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