Bueno, pensaba en las cosas que mas em gustan, que no son de comer, esas cosas, que me dan una gran alegría, me llenan de paz y me hacen sonreir...
Creo que eso sería.. la naturaleza.
Si, definitivamente, creo que no hay nada mejor que recostarse sobre el pasto en un día soleado y contemplar el cielo, ver las nubes como borreguitos meneandose sobre un cielo azul. Respirar el verde del pasto, sentir su frescura en tus manos y deleitarse con el color...
Otra podría ser, observar los árboles y sentir su aroma. Nunca es lo mismo el olor a pino de un bosque, ese clima frio y húmedo, el olor a humedad y a tierrra, esa sensación que solo un bosque te da, es tan distinto...
Otro aroma y sensación diferente, es el de la selva, tan calurosa y húmeda, en ocasiones (dependiendo de la hora del día) asfixiante. Llena de insectos y animales ruidosos, de curiosos monos (referencia Palenque), con sus hojas grandes, tan grandes que facilemnte podrías refugiarte de la lluvia debajo de ellas. Con ese olor distinto, no se, a verde, pero no a verde pasto, sino a otro verde. Si.. la selva húmeda del sur... tan grande, tan "deboradora"....
Y entonces llego al mar...
Desde que estas por llegar lo sientes en el ambiente, no lo ves, pero lo respiras, ese inconfundible olor a mar, ese sol, que no quema ni asfixia, ese olor a caliente y a húmedo, pero no tan denso como el de la Selva (referencia Villahermosa), esa brisa que toca tu cara y te lleva ahi... al lugar donde el cielo se funde con la tierra en un mismo color. Entonces, llegas, te quitas los zapatos y la sientes, la arena en tu piel, es tan suave, tan finita, tan calientita (si ya se dependiendo de la hora del día y el lugar). El sol, ahora es diferente, escuchas el ir y venir del mar, va, viene, y con ese movimiento tu respiración se sincroniza con el mundo. Te metes, esta frío, pero no tan frío, es.. solo es distinto.. poco a poco tu cuerpo se adapta a esa temperatura y la sientes, el agua de mar, diferente a la de un río, diferente a la de un lago o laguna, más cálida, mas densa, solo diferente...
Pero eso es solo en el día...
Entonces llega el atardecer...
No importa que paisaje tenga, edificios, montañas, playa, selva, carretera... El cielo cambia de su azul, a un rosa, rojo, morado y al fin.... llega al negro.
Todo parece tan obscuro, pero si.. ahi esta ella, la luna... Tan gorda, taaan redonda, tan carismática, tan grande y te mira y te alumbra, va tocado con sus rayitos de magia cada obscuro lugar.
Pero no solo esta ella, la tan famosa inspiradora de canciones, no, tambien están ellas, las estrellas, esas pequeñas lucecitas que acompañan la noche, que dependiendo del lugar (referncia Michoacán) te sorprenden mas y mas. Un manto negro, tan negro que no podrías mirar mas allá de tus manos, pero mágicamente espolvoreado, si.. brillitos del universo destinados a iluminar, a guiar, y a hacernos soñar... Nunca he visto un cielo mas estrellado, mas maravillosamente iluminado como el del Michoacan hace 6 años...
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