junio 09, 2007

Extrañandote...

Llovía y no dejaba de pensar… creo que le extrañaba si. Finalmente tenía que admitirlo, extrañaba tanto a mi abuela que dolía admitirlo…
Apenas regresaba de trabajar, era un día de esos en los que el calor te apend*ja a tal grado que vives en un letargo constante, deambulas, y te conviertes en un zombie por vocación.

Por alguna razón que desconozco, las luces estaban encendidas, mire mi llavero y ahí estaban, las llaves de una casa que nunca había sentido “mía”, las llaves que me fueron otorgadas “por si las necesitaba en alguna emergencia” y ahí estaba ..la luz encendida… que seguía dando vueltas en mi mente y en mis recuerdos.

Nunca habíamos podido llevar una buena relación, talvez por su carácter en extremo controlador y el mío en extremo rebelde, talvez por su necesidad de información y por mi deseo de anonimato. No se… eran tantas cosas, pasado, historias, “culpas” sin limpiar que tan solo de acordarme esta ira se apodera nuevamente de mi…

…No, no se por que las cosas pasaron así. Muchas veces pensé que era mi culpa por no haber nacido dentro de un matrimonio o por ser la razón para que se formara uno, después, pensé que era mi culpa por haber sido mujer y no un “varoncito primogénito”, después concluí que era por que yo desobedecí las normas convirtiéndome en el patito negro que no sería cisne.

Finalmente creo que el no cumplir con los estándares requeridos me llevo a esta relación discordante… no se… pero ahora nunca lo sabría, todo serían meras especulaciones sin respuesta, por que.. sin importa que hiciera ya no estaría mas para darme respuestas…

Seguía de pie frente a la casa mirando la luz, mirado al infinito… no.. creo que no siempre fue así, o si? Recuerdo que llegaba de viaje, las maletas en su cuarto sobre la cama, desempacando fotos y recuerdos, hablando de sus hijas, de sus amigas, de sus viajes, de los lugares que visitaba y me llenaba de alegría de saber que ella tenía esa oportunidad. Ocasionalmente sacaba una chuchería de un dólar que había comprado para mi y yo creía eso hasta que veía 20 chucherias mas iguales, sin valor emocional, aceptaba el regalo con una sonrisa (pues las normas de educación así lo indican) y me disculpaba para ir a casa a hacer tarea, o algún pretexto, me sentía menos que importante por ser del montón y después disculpaba esto diciéndome que al menos me había obsequiado algo…

Veía la luz prendida y la puerta abierta, y pensaba en la hora, sabía que era la hora en que hablaba con alguien por teléfono y “veía” la tele, talvez, estaría mi madre ahí, platicando… ayudándole a algo o cumpliendo alguno de sus caprichos, yo entraría saludaría, daría un beso y me ignoraría por completo continuando su charla intersantísima sobre que la hija de no se quien hizo no se que… Me despediría e iría a mi casa dejando a mi madre ahí y tal vez cuando estuviese próxima a la salida, un grito de “oye hija”, dentendría mi huida para hacerme volver a la habitación en la que fui ignorada, recibiría alguna petición, pondría mi cara de “pues ya que”, diría esta bien y saldría de nuevo a la calle donde en ahora me encontrara en pie.

La cosa es que no pude seguir mas, baje la cara y una lágrima se confundió con la lluvia, respire profundamente y seguí mi camino. La extrañaba tanto… y de alguna forma esperaba que estuviese de viaje…

Deseaba tanto volver a verla, volver a pelear, volver a sentirme con esa rabia que te dice que pese a todo estas vivo… Deseaba sentir esa impotencia que me provocaba su indiferencia, deseaba ver a mi madre feliz, deseaba saberla como centro del universo en nuestras reuniones, deseaba que estuviera ahí, llenando ese huequito que me dejaba su partida, ese huequito que ahora, irremediablemente me hacia … llorar…

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