noviembre 06, 2011

Aparentemente....


Tengo la mania de  regañar a la gente, realmente no es algo que busque, que planee o que intencionalmente realice, es algo que solo sucede.

Creo que todo empieza, porque no me gusta la autocompasión, la lastima, ni tampoco me agrada la idea de ser mártir.

Se que es duro y muy dificil de entender, pero en verdad, así crecí, así me educaron y mas aún, así es como me gusta ser.

A veces pienso que l@s amig@s a l@s que "regaño", lo toman a mal, pero no creo que mucho pues siempre vuelven por mas (jajaja), pero ya hablando en serio... Creo que esta historia les dirá mas porque soy como soy..


Mi abuelo nacio en 1921 en León Guanajuato, en un México situado en un caos pues la Revolución tenía muy poco de haber terminado (según algunos historiadores pudo terminar entre 1917 y 1924), entre saqueos, y aprender a defender sus tierras, pero no solo eso, mi abuelo nació con hemofilia.

Cuando mi abuelo nació, mi bisabuela había perdido ya varios hijos varones y aunque las estadísticas de mortandad infantil no eran como las de ahora, ella se percató que había "algo".
Mi bisabuela, una mujer Revolucionaria (por la época en la que vivió y la forma en que se comportó), extremo cuidados con mi abuelo, enseñandole a leer a la edad de 3, a cuidar de su salud y a vigilar su entorno. Un día (contaba mi abuelo), cuando tenía 5 años, la bisabuela lo llevo al doctor, éste, dijo que el niño tenía una condición muy rara, que solo se había dado entre los reyes y que era mejor que se le diera todo lo que quería pues este niño moriría antes de los 10 años. Aún no entiendo como es que un niño de 5 años puede asimilar esa información, ni siquiera puedo entender como es que llegó a la conclusión que llegó, pero mi abuelo contaba, que justo en ese momento mientras escuchaba detrás de la puerta, él decidió que viviría...

Mi abuelo creció como cualquier otro niño de su época, tuvo una madre muy exigente, se casó tuvo 5 hijos, trabajaba, fue maestro, estuvo en la Wilfrido Massieu durante el 68, y conoció a 4 de sus 11 nietos, vivió una vida plena diría yo, y aunque si, a veces (si, no diario) tenía que usar muletas, no era una persona discapacitada.

Yo me considero muy afortunada, pues tuve la oportunidad de crecer con él, escuchar sus palabras, de sentir sus afectos, de no verlo rendirse, de saberlo un hombre entero, de observarlo convivir con sus amigos, de verlo trabajar en la madera, de verlo dibujar, de "aprender" a jugar ajedréz con él, de aprender con él los números, de ver sus hermosos ojos verdes llenos de un espíritu indomable.

Si.. se que no soy normal, pero si él hizo y vivió todo lo que vivió, yo estoy mas que obligada a no rendirme, a luchar a mantener la cara en alto, a amar y a dar mas que los demás y más a los demás, por que he sido bendecida con grandes ejemplos, porque he sido bendecida con nacer en una época mas "moderna" (aparentemente mas civilizada también), porque tengo la dicha de tener dos hermosos hijos por los cuales nunca rendirme, por tener salud, por tener una casa y comida, por que mis maestros siempre dieron a manos llenas para mi, por que aún cuando no siempre esten de acuerdo conmigo tengo el respaldo de mi familia y mis amigos, porque aunque hay veces que escucho palabras duras o silencios fríos, nada puede tumbarme, porque se, que tengo 3 ángeles en el cielo vigilando mis pasos y sé, que aunque muchas veces lo dude, nunca me abandonan.

Tengo la vida que tengo y amo la vida que es, imperfecta como yo, complicada como yo, divertida como yo, ajetreada como yo. No hay razones para quejarse mas de 5 minutos, pues la vida sigue y seguirá.